Tío Conejo y Tío Tigre siempre se estaban haciendo cosas para molestarse, y siempre salía ganando Tío Conejo, que aunque era más pequeño, era más vivo que Tío Tigre. Así fue como un día Tío Tigre fue al pueblo a comprar provisiones y regresó a su conuco con un saco bien lleno de cosas. Tío Conejo, que ya se había dado cuenta de todo, empezó a pensar en la manera de quitarle el saco a Tío Tigre. Entonces vino y se acostó en el medio del camino, haciéndose el muerto. Tío Tigre lo vio y dijo: -Un conejito muerto, no lo cojo porque es muy poquito. Siguió su camino. -Tío Conejo se levantó rápidamente, cogió una vereda, se adelantó a Tío Tigre y se volvió a acostar en el camino. Tío Tigre lo vio y dijo: -Caramba, otro conejito más. Si hubiera traído el otro serían dos; pero uno es muy poquito. Y siguió su camino. Tío conejo volvió a hacer otra vez lo mismo, y cuando Tío Tigre vio otro conejito en el camino, dijo: -¡Otro conejo! Si hubiera cogido a los otros, ya llevaría tres; pero bueno, me voy a volver a buscar los otros. Entonces puso el saco junto al conejo y se fue a buscar a los otros. En seguida. Tío Conejo cogió el saco y se fue corriendo
