Como una lluvia de balas, las piedras caían con violencia sobre las pequeñas ranas que se asoleaban sobre las hojas de los nenúfares que flotaban en el estanque. Los niños, empeñados en aquella travesura arrojaban una piedra tras otra. Un granjero, que apareció en aquel preciso instante, vio lo que sucedía, y recogiendo un puñado de piedras, comenzó a apedrear a los niños, con muy buena puntería. Cuando las piedras los lastimaron, estos se echaron a llorar y suplicaron al granjero que no les tirara más. –¿Por qué he de detenerme? –Replicó el hombre–. ¿Ustedes se han detenido cuando apedreaban a las ranas? ¡Ya lo ven! Lo que divierte a unos, puede causar dolor a otros.
Por sus características, el texto anterior debe considerarse como:
a. Periodístico.
b. Informativo.
c. Expositivo.
d. Literario.