Explicación:
Consumir de forma responsable es más que un término que está de moda, es una forma de entender la vida. No significa dejar de comprar, sino hacerlo con fundamento y lo más lejos posible de la nefasta filosofía de comprar y desechar, incluso sin llegar a usar lo que se ha adquirido.
Esta forma de entender el consumo llega a todas las economías, desde las más saneadas a las menos pudientes. En el caso de las personas con más poder adquisitivo, no se necesitan justificaciones, se consume por defecto y ya está. Si se trata de quienes tienen menos ingresos o de quienes prefieren engañarse, las compras indiscriminadas tienen su mejor aliado en los productos low cost.
Y es que comprar por comprar, tiene un coste más allá del que aparece a final de mes en el extracto del banco. Implica que se produce más para cubrir esas necesidades, y esa producción masiva siempre implica consecuencias negativas: explotación de la mano de obras para hacer frente a una producción que resulte beneficiosa para las compañías, mala calidad de las materias primas y del producto final (incluso que puede llegar a poner en riesgo al consumidor), procesos de producción y distribución que ponen en riesgo el medioambiente...
¿O es que a nadie se ha parado a pensar en cómo una camiseta con un diseño actual puede costar 3 euros fuera de la temporada de rebajas? Si el tejido de algodón, más allá del diseño, la confección. los complementos, la distribución y los gastos del comercio ya cuesta casi esa cantidad... Y teniendo en cuenta que esa prenda no aguantará más de un par de lavados, que se pasará de moda enseguida y que probablemente no te pondrás, porque tienes 20 camisetas parecidas o porque está tan mal confeccionada que no te la podrás poner. Y esto es válido para la tecnología, la alimentación, los juguetes, etc...
