Respuesta :
Respuesta:
En una barriada popular de Bogotá, un hombre estaba asesinando a su propia esposa, que pedía auxilio a gritos, hasta que llegaron los policías, a tiempo para salvarla, pero no pudieron entrar a la casa porque no tenían una orden judicial. La señora murió en el acto.
Mientras tanto, en Medellín, una anciana empezó a sentir que por el techo de su dormitorio caía una gotera sobre la cama. Se cansó de insistirle al vecino del apartamento de arriba, que estaba haciendo una obra en el baño, para que remediara el problema. Duraron tres años para ordenar una inspección, y, cuando por fin llegó el comisario de Policía, la señora, desesperada, ya se había mudado para otro barrio.