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La expansión imperial experimentada por las principales potencias europeas durante el siglo XIX respondió básicamente a la necesidad de:

a) Establecer alianzas comerciales con nuevos continentes.
b) Dominar políticamente zonas estratégicas para el control militar del planeta.
c) Buscar nuevos mercados y materias primas más económicas y abundantes.
d) Llevar los avances de la civilización europea a las regiones más apartadas del planeta.