La tarde del 18 de marzo, tan solo dos días después de que iniciara el Estado de Emergencia
por la COVID-19 en el Perú, José Carlos Torres Benvenuto fue al local de inkafarma de la
Aurora, ubicado en el distrito de Miraflores. Necesitaba comprar Salmetarol en aerosol, una
medicina para prevenir los ataques de asma de su hijo. El menor sufre de esta enfermedad que
le inflama y estrecha las vías respiratorias produciendo mayor cantidad de mucosa y
dificultando su respiración desde muy pequeño y debe usar el inhalador todos los días cada 12
horas para evitar una crisis.
José Carlos suele comprar este medicamento de la marca GSK (Seretide) en la farmacia del
Instituto Nacional de Salud del Niño a 18,75 soles. Por eso, se quedó sorprendido cuando en
uno de los locales de la cadena de boticas Inkafarma le ofrecieron el inhalador de la misma
marca a 160 soles. Pese a que él explicó que ese precio era casi diez veces mayor al que pagaba
usualmente, las vendedoras le aseguraron que ese era el costo normal del producto y que no
tenían otra marca más económica para ofrecerle.
En el tercer día de cuarentena en el país, José Carlos sólo tenía dos boticas cercanas a su casa
a las que podía acudir. Tras escuchar la oferta de Inkafarma, cruzó molesto la calle y se dirigió
a su segunda y última opción: un local de la cadena de boticas Mifarma donde la situación no
varió mucho, pues le ofrecieron el inhalador a 157,40 soles.